domingo, 15 de junio de 2008

CINE ON LINE: LA HABITACIÓN DE FERMAT

Me parece bien invitaros a ver una película con contenidos matemáticos, española y con actores que todos conocemos. Creo que ver las matemáticas desde una perspectiva que no sea todo teoría y conocimientos cognitivos, es recomendable y estoy seguro que nos ayudará a interesarnos más por esta ciencia y creo que es acertado acercar a los alumnos al mundo de las matemáticas por medio del cine. Os dejo un enlace en el que se puede ver la película "on line" y a los que no quieran verla, una crítica de la película. Difrutad de ella.

http://www.veocine.es/4547/pelicula/la_habitacion_de_fermat___parte_1


Dirección y guión: Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña.País: España.Año: 2007.Duración: 90 min.Género: Thriller.Interpretación: Federico Luppi (Fermat), Lluís Homar (Hilbert), Alejo Sauras (Galois), Elena Ballesteros (Oliva), Santi Millán (Pascal).Producción ejecutiva: José María Irisarri y Manuel Monzón.Música: Federico Jusid y Ale Martí.Fotografía: Migue Amoedo.Montaje: Jorge Macaya.Dirección artística: Néstor Medeira.Vestuario: Santos Sánchez.Estreno en España: 16 Noviembre 2007.

CRÍTICA por José Arce

El cine español sigue experimentando. Y en esta ocasión, con estupendos resultados. Porque si tantas veces se habla de que el gran problema es la falta de guionistas, ahora son dos los que han saltado de la televisión al largometraje en la gran pantalla, tras demostrar sobradamente que pueden sobrevivir en la pequeña, al igual que los actores principales de su historia.

if(typeof(adlink_randomnumber)=="undefined"){var adlink_randomnumber=Math.floor(Math.random()*10000000000)}
document.write('');


Cuatro matemáticos reciben una extraña invitación para resolver el enigma más fascinante de todos. Acuden sin dudar a la cita, que se celebrará en una especie de hangar industrial destartalado que, para su sorpresa, alberga en su interior la confortable habitación que da nombre al film, en la que son recibidos por su anfitrión, Fermat. Cuando éste ha de ausentarse, descubren que si no resuelven una serie de acertijos, la estancia menguará progresivamente hasta aplastarlos irremediablemente. Un juego diabólico, que puede recordar en un planteamiento inicial a ese título de culto inmediato tan recordado que es “Cube” (Vincenzo Natali, 1997); obviamente, el debut en la dirección cinematográfica de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña bebe de múltiples referencias, pero su planteamiento es tan teatral, con un solo escenario en el que conviven los cuatro personajes, que podemos encontrar con mayor facilidad lecturas extraídas de “La huella” o las novelas negras clásicas.
Hay que señalar el loable trabajo que realiza todo el reparto. Aunque está compuesto por un grupo de actores que pueden condicionar en un principio el visionado de la película por sus populares trabajos televisivos, salvo determinados momentos en los que las interpretaciones resultan un tanto forzosas, realizan un esfuerzo más que considerable, huyendo de un encasillamiento que pudiera constreñirles; de hecho, se compensan apoyándose los unos en los otros, desde el extrañamente profundo y hundido Santi Millán hasta el solvente Alejo Sauras, cuyo rol evoluciona un mundo a lo largo del desarrollo de la trama. Lluís Homar está estupendo, como siempre, y Elena Ballesteros, correcta. La participación de Federico Luppi, aunque escasa, llena la pantalla con sus apariciones, que cabalgan entre lo solemne y lo campechano, y añade un plus de interés a una narración trepidante que no permite que el espectador se relaje en ningún momento. La dupla de realizadores despliega todo su saber hacer y lo pone al servicio de una trama tramposa, repleta de giros inesperados y dobles juegos entre todos los participantes, que minimizan en una consideración general los irremediables fallos de un realizador primerizo. El montaje participa del espectáculo, recorriendo cada ángulo de los cincuenta metros cuadrados donde acontece prácticamente la totalidad del metraje, subrayando la claustrofóbica sensación de falta de espacio.
Los cerebros avispados podrán jugar en tiempo real con el cuarteto prisionero a la hora de resolver los planteamientos matemáticos de los que dependen sus vidas, si bien la tensión reinante está acertadamente dosificada entre todos, cada uno especialista en un campo. Mientras uno o varios tratan de resolver cada juego mortal, los demás tratan de dilucidar qué está pasando realmente, tirando de los hilos de una madeja enrevesada que les conecta con el cerebro malévolo que lo ha planificado todo. Y en este contexto acelerado y nervioso, uno de los grandes aciertos de “La habitación de Fermat”: los pequeños aguijonazos humorísticos, que caen con gran inteligencia y espontaneidad, relajando, siquiera durante unos instantes, esta aventura pseudo cabalística.
En definitiva, una propuesta fresca y recomendable, que abre un nuevo espectro de posibilidades a nuestro cine, que poco a poco se va desperezando y despierta la curiosidad de campos creativos y temáticos que hasta ahora estaban vírgenes –o casi– por nuestras tierras. Y los americanos quieren hacer un remake, claro.

No hay comentarios: